Cuenta la leyenda que los habitantes del Machu Picchu desaparecieron repentinamente un dia, siglos atras. La ciudad perdida de los Incas siempre ha ejercido un atractivo especial en todos los que se interesan por su historia, y con Pichu no iba a ser menos. El afamado arqueologo, que le debia su nombre a aquel lugar, estaba profundamente interesado en los misterios que le ofrecia y por eso se decidio a investigar el sitio, acompañado de una expedicion arqueologica que el mismo dirigia.
- ¡Es increible! -exclamo una de las arqueologas cuando sus ojos se posaron por primera vez en el lugar.
- Absolutamente -coincidio Pichu, que empezo a bajar a saltos hacia las ruinas.
- ¡Espera! ¡no nos dejes con todo aqui! -grito alguien señalando las mochilas y los diversos enseres que portaban.
Pichu no podia esperar, llevaba años soñando con una oportunidad asi. Por fin estaba frente a las ruinas que le habian dado nombre, sabia que algun misterioso secreto se encontraba enterrado en ellas y queria ser el primero en descubrirlo, debia ser el unico...
- ¡Mi tesssoooroo! -dijo imitando al conocido Sméagol- ¡eeelloss me lo robaaaron!
- ¿Pero que dices?
- ¡Ah! -exclamo sonrojandose y riendo- nada, solo me he emocionado al estar aqui, es un sitio privilegiado para investigar.
El arqueologo le miraba de soslayo dubitativo, no podia creer que aquel desequilibrado fuera su jefe, pero claro, habia sacado unas notas excelentes y se suponia que era inteligente. Quizas un genio. Y todos los genios estan locos. La sonrisa que le dedicaba era una prueba de ello, pero solo porque sonreia mirando hacia el infinito y señalaba algun punto indeterminado. El arqueologo, extrañado, se giro y vio un tremendo nubarron que se aproximaba hacia donde estaban y repentinamente empezo a llover copiosamente.
- ¡Todos a las tiendas de campaña!
- ¡Pero si aun no estan montadas!
- ¡Solo es lluvia! -grito Pichu, que paseaba relajado por las ruinas, disfrutando de los mensajes grabados que se volvian mas nitidos con el agua. La tormenta duro poco tiempo y el sol comenzo a brillar intensamente. Los investigadores apenas podian creerselo y Pichu les explico que era algo natural del clima de la zona, asi que podian comenzar su trabajo. Las investigaciones en las ruinas durarian algunos meses pero no queria perder mas tiempo, estaba deseando encontrar algo.
La mañana transcurrio de forma apacible hasta que una de las arqueologas, que acababa de encontrar un plato de arcilla, lo dejo caer al suelo con un fuerte estrepito.
- ¡Espera! ¡no nos dejes con todo aqui! -grito alguien señalando las mochilas y los diversos enseres que portaban.
Pichu no podia esperar, llevaba años soñando con una oportunidad asi. Por fin estaba frente a las ruinas que le habian dado nombre, sabia que algun misterioso secreto se encontraba enterrado en ellas y queria ser el primero en descubrirlo, debia ser el unico...
- ¡Mi tesssoooroo! -dijo imitando al conocido Sméagol- ¡eeelloss me lo robaaaron!
- ¿Pero que dices?
- ¡Ah! -exclamo sonrojandose y riendo- nada, solo me he emocionado al estar aqui, es un sitio privilegiado para investigar.
El arqueologo le miraba de soslayo dubitativo, no podia creer que aquel desequilibrado fuera su jefe, pero claro, habia sacado unas notas excelentes y se suponia que era inteligente. Quizas un genio. Y todos los genios estan locos. La sonrisa que le dedicaba era una prueba de ello, pero solo porque sonreia mirando hacia el infinito y señalaba algun punto indeterminado. El arqueologo, extrañado, se giro y vio un tremendo nubarron que se aproximaba hacia donde estaban y repentinamente empezo a llover copiosamente.
- ¡Todos a las tiendas de campaña!
- ¡Pero si aun no estan montadas!
- ¡Solo es lluvia! -grito Pichu, que paseaba relajado por las ruinas, disfrutando de los mensajes grabados que se volvian mas nitidos con el agua. La tormenta duro poco tiempo y el sol comenzo a brillar intensamente. Los investigadores apenas podian creerselo y Pichu les explico que era algo natural del clima de la zona, asi que podian comenzar su trabajo. Las investigaciones en las ruinas durarian algunos meses pero no queria perder mas tiempo, estaba deseando encontrar algo.
La mañana transcurrio de forma apacible hasta que una de las arqueologas, que acababa de encontrar un plato de arcilla, lo dejo caer al suelo con un fuerte estrepito.
- ¡Una pieza de artesania! ¡que ha pasado! -gimio Pichu, que volvia a poner voz de Sméagol de forma inconsciente.
- Acabo de ver... no es posible...
- ¿Que?
- Un animal... era pequeño y amarillo... ¡ahi esta! -señalo. Pichu miro hacia donde apuntaba pero no vio nada.
- Sera cualquier animal normal... nada que justifique romper un plato...
- ¡No! era... era como... -comezo la chica sonrojandose.
- ¿Como que?
- ¡Ahi!
Esta vez Pichu se giro con rapidez y pudo ver una oreja negra y amarilla y una cara alegre. Jamas habia visto nada igual.
- ¿Lo has visto? era... ¡un pokemon!
- ¿Como va a ser un pokemon? -rio el joven arqueologo, aunque puso un leve gesto casi imperceptible- ¡no existen!
- ¡Era un pichu!
- Que casualidad... - Estamos en el Machu Picchu, con vuestro jefe llamado Pichu ¡y nos encontramos un pichu! demasiado raro para ser cierto...
- ¡Pichu! -dijo el animalillo, provocando que los otros dos se giraran. Estaba muy cerca de ellos y sus mejillas despedian pequeños rayos.
- Pobrecito, debe de haberse cargado de electricidad con la tormenta...
La chica no podia articular palabra y no entendia como su jefe podia estar tan tranquilo, sonriendo de aquella forma y alzando la mano hacia el animalillo. Nadie sabia que Pichu se habia encontrado unas tablillas antiguas en sus investigaciones que revelaban la posible existencia de aquel pokemon y habian dado vida a toda clase de leyendas. No lo habia revelado porque este seria su gran descubrimiento.
- ¡Pi! ¡pichu! -dijo el animalillo, que saltaba alegremente alrededor del arqueologo, que le habia caido muy bien.
- ¡Mira, sabe como me llamo! -bromeo Pichu.
- ¡Tenemos que..!
- No tenemos que. Ni debemos de. Este sera nuestro secreto.
- ¡No podremos ocultarlo durante mucho tiempo!
- Pero si lleva oculto hasta ahora... un poco mas de tiempo no significa nada. Os prohibo hablar de esto, ¡va por todos! -grito. Muchos de sus arqueologos se giraron y quedaron anonadados ante la imagen que veian, dudando de si era real.
- ¡Pichu! -dijo el pokemon.
- ¡Ese soy yo! ¡ven pequeñin, toma! -contesto dandole una galleta.
- ¡Pichu!
- Tu sabes algo mas de lo que dices...
- ¿Yo? -contesto Pichu, dandole otra galleta a su nuevo amigo.
- Si... ¡y nos lo vas a contar!
- Esta bien... -contesto el arqueologo incorporandose y mirando al animalillo.
- Acabo de ver... no es posible...
- ¿Que?
- Un animal... era pequeño y amarillo... ¡ahi esta! -señalo. Pichu miro hacia donde apuntaba pero no vio nada.
- Sera cualquier animal normal... nada que justifique romper un plato...
- ¡No! era... era como... -comezo la chica sonrojandose.
- ¿Como que?
- ¡Ahi!
Esta vez Pichu se giro con rapidez y pudo ver una oreja negra y amarilla y una cara alegre. Jamas habia visto nada igual.
- ¿Lo has visto? era... ¡un pokemon!
- ¿Como va a ser un pokemon? -rio el joven arqueologo, aunque puso un leve gesto casi imperceptible- ¡no existen!
- ¡Era un pichu!
- Que casualidad... - Estamos en el Machu Picchu, con vuestro jefe llamado Pichu ¡y nos encontramos un pichu! demasiado raro para ser cierto...
- ¡Pichu! -dijo el animalillo, provocando que los otros dos se giraran. Estaba muy cerca de ellos y sus mejillas despedian pequeños rayos.
- Pobrecito, debe de haberse cargado de electricidad con la tormenta...
La chica no podia articular palabra y no entendia como su jefe podia estar tan tranquilo, sonriendo de aquella forma y alzando la mano hacia el animalillo. Nadie sabia que Pichu se habia encontrado unas tablillas antiguas en sus investigaciones que revelaban la posible existencia de aquel pokemon y habian dado vida a toda clase de leyendas. No lo habia revelado porque este seria su gran descubrimiento.
- ¡Pi! ¡pichu! -dijo el animalillo, que saltaba alegremente alrededor del arqueologo, que le habia caido muy bien.
- ¡Mira, sabe como me llamo! -bromeo Pichu.
- ¡Tenemos que..!
- No tenemos que. Ni debemos de. Este sera nuestro secreto.
- ¡No podremos ocultarlo durante mucho tiempo!
- Pero si lleva oculto hasta ahora... un poco mas de tiempo no significa nada. Os prohibo hablar de esto, ¡va por todos! -grito. Muchos de sus arqueologos se giraron y quedaron anonadados ante la imagen que veian, dudando de si era real.
- ¡Pichu! -dijo el pokemon.
- ¡Ese soy yo! ¡ven pequeñin, toma! -contesto dandole una galleta.
- ¡Pichu!
- Tu sabes algo mas de lo que dices...
- ¿Yo? -contesto Pichu, dandole otra galleta a su nuevo amigo.
- Si... ¡y nos lo vas a contar!
- Esta bien... -contesto el arqueologo incorporandose y mirando al animalillo.
Dedicado a Javier, ¡feliz cumpleaños Pichu!
3 comentarios:
Que entrañable. ¿Se enterará algún día Pichu de que existe? ¿Y de que existe este post? :p
Of course I know this post does exist.
Muchísimas gracias por un detalle así (YO? Arqueólogo? Protagonista de un relato breve de arqueología? era mi sueño!!! O no, pero a lo mejor sí!)
Un abrazo y un saludo :)
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